Un restaurante con alma andaluza que combina cocina local y fusión, en una experiencia gastronómica única en una casa del siglo XVIII.
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Ubicada en pleno centro histórico de El Puerto de Santa María, La Bodeguilla del Bar Jamón se ha consolidado como uno de los lugares gastronómicos más queridos de la provincia de Cádiz. En un entorno cargado de historia, este restaurante ofrece una carta que equilibra la tradición de la cocina andaluza con toques creativos, haciendo honor a productos locales como el jamón ibérico de bellota 100%, el atún de almadraba y los vinos de la zona. Tanto para una comida informal como para una cena especial, este rincón es ideal para quienes buscan autenticidad, calidad y un ambiente acogedor. Te contamos nuestra experiencia, a continuación.
Comenzamos con una selección de entrantes que nos encantaron. La caña de lomo de bellota 100%, uno de los grandes manjares del cerdo ibérico, con una textura tierna, un sabor profundo y ese punto perfecto de curación. Le siguió la tosta de jamón de bellota 100%, servida sobre pan de pueblo crujiente. Una combinación sencilla, sí, pero cuando la materia prima es de esa calidad, no hace falta nada más.

Las patatas bravas fueron una gran opción, suaves por dentro y acompañadas de una salsa que no escatima en intensidad. Un clásico bien ejecutado, ideal para compartir.
Una de las grandes sorpresas llegó con las bombitas de rabo de toro. Crujientes por fuera y melosas en su interior, encerraban un guiso tradicional con una presentación original. El steak tartar de salchichón, por su parte, nos sorprendió, con un salchichón finamente picado y aliñado con precisión.

El broche de los entrantes lo pusieron los garbanzos con langostinos, un homenaje al recetario marinero andaluz. Un plato de cuchara lleno de sabor, y ejecutado de una manera impecable.
Como plato principal, probamos el solomillo de bellota al queso, y fue todo un acierto. Carne de calidad, cocinada en su punto justo, acompañada por una salsa de queso que aportaba intensidad sin robarle protagonismo.

El final de la comida no se quedó atrás. La tarta casera de queso mascarpone nos enamoró con su textura cremosa y la torrija casera de leche condensada al Pedro Ximénez estaba jugosa, con ese sabor denso y envolvente, que acompaña a este tipo de postre.
