Comer en Cádiz con un sabor asturiano en El Trompeta. Una buena opción para comer en Cádiz un original cachopo.
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Si estás buscando una experiencia gastronómica auténtica y diferente para comer en Cádiz, El Trompeta es una parada obligatoria. Este bar se ha ganado un lugar en la ciudad gracias a su propuesta única: combinar la tradición culinaria gaditana con los sabores intensos de Asturias. Desde fabadas reconfortantes hasta deliciosos cachopos, El Trompeta ofrece un viaje culinario que deleitará incluso a los paladares más exigentes. Descubre por qué este rincón se ha convertido en el sitio preferido de locales y turistas que desean disfrutar de lo mejor de ambas regiones.
Durante nuestra visita a El Trompeta, la experiencia comenzó con tres entrantes. El paté de cabracho, erizo y centollo con un sabor marino que evocaba la tradición del norte. Las croquetas, un trío compuesto por jamón, cabrales y fabada, crujientes por fuera y cremosas por dentro, con ese toque casero que siempre se agradece. Para completar este festín, el chorizo a la sidra se presentó jugoso y lleno de carácter, con el equilibrio perfecto entre el picante del embutido y el dulzor de la sidra.

Continuamos con los platos principales, la fabada asturiana se presentó en su versión más auténtica, el cual se presenta este año al concurso de la mejor fabada del mundo, ideal para los amantes de la cocina tradicional.
El plato estrella llegó con los cachopos, auténticas joyas para compartir. En esta ocasión probamos, el de lacón ahumado y queso Vidiago, cuya combinación de ahumados y cremosidad resultó una buenísima combinación. Este cachopo es el participará en el «VII Concurso Nacional al Mejor Cachopo».
Tenemos que añadir que una experiencia previa, probamos el cachopo de ternera asturiana, relleno de chicharrón de Paterna, salsa tartufata y queso curado con ajo negro. Un despliegue de sabores intensos y texturas sorprendentes que elevó la experiencia culinaria a otro nivel.

El broche final llegó con los postres, que no defraudaron. La tarta de la abuela, con su clásica combinación de capas de galleta, crema pastelera y un suave toque de chocolate, fue pura nostalgia en cada bocado. Un postre casero que reconforta y te transporta a los sabores de siempre. El tocino de cielo, por su parte, ofreció una textura sedosa y un dulzor equilibrado, demostrando por qué sigue siendo uno de los postres más icónicos de la repostería tradicional
