Nuestra experiencia probando el brioche de carrillada de retinto, la Inesita, la icónica tosta grazalemeña, el nido maromero de Benaocaz y las setas gratinadas con alioli de miel y tomillo.
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La Maroma en Grazalema se ha convertido en una parada obligatoria para quien busca una gastronomía serrana auténtica, pero reinterpretada con chispa, mimo y producto 100% de la zona. No es un bar de tapas más: es un concepto que combina identidad, cercanía y técnica —y se nota en cada plato.
Desde el primer bocado lo tuvimos claro: aquí hay intención. Aquí se cocina pensando. Empezamos con el brioche de carrillada de retinto, una explosión melosa y golosa que te atrapa. La carrillada deshecha, jugosa, brillante, cargada de sabor y perfectamente equilibrada con el dulzor del pan brioche es de esos bocados que se quedan en la memoria. Después llegó La Inesita, una maravilla en una torta de Inés Rosales.
La tosta grazalemeña es historia del sitio —y de Grazalema— en forma de tapa. Salmorejo cordobés, lagartito ibérico, pimientos caramelizados… un bocado contundente, sabroso, equilibrado y pensado para compartir. Es, probablemente, la tapa más “identitaria” de La Maroma. Nos sorprendió (para bien) el nido maromero de Benaocaz, con ese guiño a la tradición serrana, una presentación cuidada y producto local en estado puro.
Y para rematar, las setas gratinadas con alioli de miel y tomillo: suaves, aromáticas, con notas dulces, herbales, y un final redondo. Un plato que es pura cocina de montaña, pero con un toque elegante que no cae en lo recargado.
La Maroma Grazalema es uno de esos sitios donde cada tapa tiene intención, donde el producto se luce, donde la carta habla de la sierra —pero sin miedo a evolucionarla. Volveríamos y volveremos.
📞 Información adicional
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Dirección: C. de Sta. Clara, s/n, 11610 Grazalema
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Horario: abierto de lunes, martes, viernes, sábado y domingo
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Carta La Maroma (Octubre 2025)
